1

Es penosa mi vida peregrina, Cardos punzantes tan solo encontré; La voz de Dios al cielo me encamina, Que me dice: "Contigo yo seré"

2

A cada instante el mar embravecido Sus negras olas arroja sobre mí. Cristo amante, beningo y compasivo, Me dice siempre: "Yo velaré por ti".

3

En esta tierra yo soy peregrino, despreciado aquí siempre me veré, Con la esperanza que al fin de mi camino Hay un asilo y allá feliz seré.

4

¡Oh, qué gozo, qué dicha, qué ventura, Cuando esta tierra yo he de abandonar, Cuando deje esta vida de amargura, Allá en aquella mansión iré a gozar !

5

Cuando termine mi vida peregrina Y ya esté en presencia del Señor, Cuando contemple su majestad divina, Allá mis cantos daré en su loor. G. AGREDA